La globalización, entre sus muchas consecuencias, ha traído
diferentes cambios en los sistemas familiares, configurando nuevas dinámicas
entre sus miembros, especialmente en los últimos tiempos en nuestro país. Casas
(1992) plantea hipótesis de trabajo para entender las familias configuradas en
nuevos patrones; hay que tener en cuenta que la mayoría de estos tipos de
familia apuntan a aquellas que habitan ciudades urbanizadas, ya que se ha visto
que en el medio rural sigue predominando la familia tradicional. De estos tipos
de familia, deseamos abordar la denominada familia acordeón. Esta se compone
por ambos padres, pero uno de estos no se encuentra constantemente presente. El
caso más común ocurre cuando uno de los progenitores trabaja en sistema de
turnos por lo que pasa periodos lejos del hogar y vuelve tras estos, pero por
una cantidad limitada de días. Este patrón se mantiene de manera sostenida en
el tiempo.
Las problemáticas que podemos aventurar, se basan en que estas
familias se acostumbran a la presencia inconstante de este progenitor. Uno de
ellos asume el control de la casa y el otro puede tomar una actitud secundaria
en la toma de decisiones, por ejemplo en lo que respecta a los hijos o en la
economía del hogar; la excusa ante esto sería que su rol está en proveer al
hogar con dinero. Una de las consecuencias más dañinas, está en que los hijos ven
a uno de los progenitores como el pilar del hogar, y en caso de que esto cambie
(por razones de trabajo o enfermedad) pueden existir discordancias, en las que
los conflictos surjan por problemas de comunicación o reproches por
responsabilidades que no fueron acordadas.